BITÁCORA REPTIL 2
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EXTRACTOS DE DIARIO DE PANDEMIA, COMISIONADO POR LA REVISTA LA TEMPESTAD / PARTE 2
– – 14 de abril
Estaba en el eterno loop de lavar trastes cuando caí en cuenta que una tercera parte del dinero que tengo se va íntegro en la renta de un departamento en el cual llevo viviendo doce años. Antes vivía en una especie de mini-departamento de azotea sólo con lo indispensable. Si viviera en un lugar más chico podría haber ahorrado más dinero para sobrevivir esta pandemia con menos incertidumbre ¿Por qué tomé la decisión de mudarme? Fue una decisión sobre el espacio. Yo quería mi cuerpo se expandiera en mi hogar. Mi decisión fue coreográfica. Mi contrato termina en octubre, por primera vez pienso que todo es tan incierto que quizá entonces tenga que mudarme a un lugar mucho más pequeño. ¿Para qué entonces estoy pintando la sala, el pequeño estudio? Para al menos vivir con belleza.
Hoy quiero embarrarme en otro cuerpo, deslizarme toda sobre él y caer en otro para continuar embarrándome.
Soy un reptil
– – 15 de abril
Las azoteas, patios, terrazas y balcones, serán nuestra salvación. ¿Cómo será imaginar una Arquitectura pandémica?
– – 17 de abril
D me ha comentado en Twitter que está muy cabrón no poder abrazar a alguien. Yo le contesto que ese día había leído una frase de Sto. Tomás de Aquino: “El tacto tiene la función de establecer el fundamento necesario para cualquier otra actividad sensitiva”, a propósito de mi deseo de tocar-embarrarme en otros y sí, está muy cabrón pero a la vez siento que estoy en umbral y ese umbral no es otra cosa que el deseo de tocar y ser tocada, con toda la fragilidad que eso significa, me habite entera; como una revelación/aceptación amorosa, resuelta a llevar a cabo el acto de tocar como fanfarrias porque estamos vivas.
Le mandé un mensaje a D: Tocar a los nuestros, es dar fe también de nuestra propia existencia sensitiva. Y ahora los nuestros están y no están al no poderlos tocar. Queda la promesa, sí. Mientras tanto, he pensado mucho en que habitar una casa en estos momentos se vuelve, tal cual, seno materno. No pretendo aquí sustituir una cosa con otra, sino corporeizar la idea de resguardo en algo que podamos tocar –sé que puedes tocar a tus hijas y tu pareja, pero ese espacio es sólo de y para ellos–: las plantas que me alegran, la pared que sostiene la casa. Te propongo algo que hacer, en algún momento del día que tengas oportunidad: si puedes encuentra un muro vacío en tu casa y trata de dejar tu peso ahí y posa bien las manos. Muy lentamente ve dando vuelta para recorrerla sin despegarte de esa superficie. Recórrela. No es aquí la pared lo que interesa, sino que a través de ella puedas re-sentir tu cuerpo.
Una vez hecho esto, puedes pasar a tocarte tú, dedicando el amoroso tacto a los que te faltan. Sé que nada puede sustituirlos, pero tu cuerpo está necesitando este espacio que te estoy proponiendo.
Le dejo el fragmento de un poema de Javier Peñalosa M., que creo que explica mejor que, en estos tiempos, la casa podrían ser los otros:
Andar en ti en la oscuridad es olvidar el espacio que conozco; tengo los brazos enteramente abiertos y palpo el aire adivinando tus límites. Tengo que entender que el tamaño de las puertas cambia, que cambias el orden de las mesas y las sillas, que puedo tropezar y que tú eres la casa aunque no te pueda ver
II
Tengo un tremendo crush con cierto actor americano. Busco en Youtube videos de él –obvio escenas de besos y sexo– pero me descubro revisitando una y otra vez un video en particular; de todo lo que podría fascinarme, hay una acción en particular que es la que más deseo sentir: antes de besarse con una chica, el momento previo donde él se acerca y desliza su mano grande en el cuello de ella para traerla hacia él y así posar sus labios en ella. Eso. Luego visito otra película, otra escena y donde me concentro es en el trayecto de sus manos que acarician la espalda o antebrazo de una mujer, cómo la abraza en la cama, o cómo posa sus manos en la cintura de ella. Todo el lenguaje del mundo está en las manos.
ÚLTIMA PARTE
English
EXCERPTS OF A PANDEMIC DIARY, COMISSIONED BY LA TEMPESTAD MAGAZINE / PART TWO
– – April 14th
I was in the eternal loop of washing dishes when I realized that a third part of the money I have, goes entirely to the rent of an apartment in which I have been living for twelve years. Before, I usted to live in a kind of mini-rooftop apartment with only the essentials. If I lived in a smaller place I could’ e saved more money to survive this pandemic with less uncertainty. Why did I make the decision to move? It was not an economic decision, it was a decision about space. I wanted my body to expand at home. My decision was choreographic. My contract ends in October, for the first time I think that everything is so uncertain that perhaps then I will have to move to a much smaller place. So why am I painting the living room, the small study? To at least live with beauty.
Today I want to get muddy in another body, slide all over it and fall into another to continue smearing myself.
I am a reptile
– – April 15th
The roofs, patios, terraces and balconies will be our salvation. How it will be to imagine a pandemic Architecture?
– – April 17th
D. has told me on Twitter that is so hard to not to be able to hug someone. I replied that I had read a phrase from Sto. Tomás de Aquino: “Touch has the function of establishing the necessary foundation for any other sensitive activity”, regarding my desire to muddy-touch others and yes, it is so hard, but at the same time I feel that I am on the threshold and that Threshold is no other than the desire to touch and be touched, with all the fragility that it means, inhabits me entirely; as a loving revelation / acceptance, determined to perform the act of playing as fanfare because we are alive.
I sent a message to D telling her this: Touching our own is also attesting to our own sensitive existence. And now ours are and are not because we cannot touch them. The promise remains, yes. Meanwhile, I have thought a lot about how living in a house at this time becomes, as such, a mother’s womb. I do not intend here to substitute one thing with another, but to embody the idea of shelter in something that we can touch – I know you can touch your daughters and your partner, but that space is only of and for them -: the plants that make me happy, the wall that supports the house. I propose something to do, at some point of the day that you have the opportunity: if you can find an empty wall in your house and try to leave your weight there and place your hands well. Very slowly turn around to go through it without detaching yourself from that surface. Walk it over. It is not here the wall that interests, but through it you can re-feel your body.
Once this is done, you can go on to touch yourself, dedicating the loving touch to those who are missing you. I know that nothing can replace them, but your body is needing this space that I am proposing to you.
I leave her with a fragment of a poem by Javier Peñalosa M., which I think explains better that in these times, the house could be the others:
To walk in you in the darkness Is to forget the space I know: I have my arms wide open And I touch the air guessing your limits. I have to understand that the size of doors changes That you change the orden of the tables and chairs, that I can stumble and that you are the house even if I can’t see you
– – April 17th II
I have a tremendous crush with a certain American actor. I search him in YouTube for kissing and sex scenes, obviously; but I find myself revisiting a particular video over and over again, of everything that could fascinate me, there is one action in particular that is the one that I most want to feel: before kissing an actress, the moment before where he approaches and slides his big hand on her neck to bring her towards him so he can pose his lips on her. That. Then I visit another movie, another scene and my focus is on the path of his hands caressing a woman’s back or forearm, how he hugs her a in bed, or how he puts his hands on her waist. All the language in the world is in the hands.
LAST PART
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