BITÁCORA REPTIL 3
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EXTRACTOS DE DIARIO DE PANDEMIA, COMISIONADO POR LA REVISTA LA TEMPESTAD / ÚLTIMA PARTE
Mi padre fue el primero que me tomó de la mano y dijo “párate” y me alzó en brazos para enseñarme a bailar. Supe entonces que, en la vida, bailar es sostenerse.
Poema hackeado a Rocío Cerón
– – 3 de mayo
Todo mundo habla de estadísticas, economía, medicina, etc., pero nadie piensa y habla que es desde la coreografía desde donde se diseñan −y podrían diseñarse− formas de regreso escalonado a las aulas o al trabajo e imaginar formas de convivencia y afecto en el espacio público. Incorporar coreógrafos para ayudar a proyectar una forma de habitar el mundo post-pandemia, eso sí que sería una buena gobernanza.
– – 5 de mayo
En los últimos días, mi cuerpo ha empezado a sentir –al fin- el deseo de moverse.
– – 6 de mayo
Hoy vi un baile distinto en las redes: Una mujer-bruja con un vestido y chal negros ha ido a una plaza en Salento, Está sola y pareciera que es muy temprano. Sólo una policía al otro extremo de la plaza está fuera de su patrulla observando, expectante. La mujer-bruja deja sus cosas en un bloque de cemento, suena una música –que no sabemos de dónde viene- y empieza a bailar una Pizzica Tarantella, desplazándose hasta el centro de esta gran plaza. La Pizzica es una danza del sur de Italia y debe su nombre a una tarántula que se supone picaba a las mujeres del campo y ellas entonces bailaban sin parar hasta sacarse el veneno de la mordedura y exorcizar su mal. Pienso entonces en qué cosas habrá pensado esa mujer esa mañana –o antes- para decidir salir del confinamiento e irse a parar a una plaza. Su cuerpo materializa un mensaje ancestral. Está bailando para combatir este nuevo veneno que nos aqueja globalmente. Un acto ritual en una plaza pública. Este es el baile que yo quería ver. Hoy he visto un cuerpo –que son muchos- de frente a un enemigo invisible danzando poderosamente para sanar y salvar a cientos, a miles. Rompí a llorar.
– – 7 de mayo
¡Larga vida a los memes!
– – 14 de mayo
Reconocer mi estado reptil y que no tengo la capacidad de crear, tener grandes ideas, o ser artista con brújula ha sido una de las experiencias más profundamente liberadoras. Al menos por este breve tiempo. No tengo una libertad de moverme como quisiera –cosa que me ha traído mucha furia cuando pienso la inmovilidad desde un cuidado neoliberal que me desquicia- pero sí de aceptarme sin respuesta alguna, expectante y estupefacta. De todas maneras en el momento menos pensado, aunque lo niegue y no quiera, el miedo a la precariedad activará “mi poder creador” y entraré al ruedo. Yo sólo espero hacerlo con la mejor coherencia posible.
EXCERPTS OF A PANDEMIC DIARY, COMISSIONED BY LA TEMPESTAD MAGAZINE / LAST PART
My father was the first one that took me by the hand and said “stand up” and he picked me up to teach me how to dance. I knew then that, in life, to dance is to sustain oneself.
Poem hacked to Rocío Cerón
– – May 3rd
Everyone talks about statistics, economics, medicine, etc., but nobody thinks and talks that it is from choreography that forms of staggered return to the classroom or work are designed -and could be designed- and imagine forms of coexistence and affection in the public space. Incorporate choreographers to help project a way of inhabiting the post-pandemic world, that would indeed be good governance.
– – May 5th
In the last few days, my body has begun to feel – at last – the desire to move.
– – May 6th
Today I saw a different dance on the networks: A woman-witch with a black dress and shawl has gone to a square in Salento, She is alone and it seems that it is very early. Only a policewoman at the other end of the square is out of her patrol watching, expectantly. The woman-witch leaves her things on a cement block, music plays – we don’t know where it comes from – and she starts to dance a Pizzica Tarantella, moving towards the center of this great square. The Pizzica is a dance from the south of Italy and owes its name to a tarantula that was supposed to bite rural women and then they danced non-stop until the poison from the bite was removed and their evil exorcised. I think about what things that woman must have thought that morning -or before- to decide to leave the confinement and go to a square. Her body materializes an ancestral message. She is dancing to combat this new poison that afflicts us globally. A ritual act in a public square. This is the dance that I wanted to see. Today I have seen a body -that are many- facing an invisible enemy, dancing powerfully to heal and save hundreds, thousands.
I burst into tears.
– – May 7th
Long live the memes!
– – May 14th
Acknowledging my reptilian state and that I don’t have the ability to create, have great ideas, or be an artist with a compass, has been one of the most profoundly liberating experiences. At least for this short time. I do not have the freedom to move as I would like – something that has brought me a lot of fury when I think of immobility from a neoliberal care that drives me crazy – but I do have the freedom to accept myself without any response, expectant and stupefied. In any case, at the least expected moment, even if I deny it and don’t want to, the fear of precariousness will activate “my creative power” and I will enter into the arena. I only hope to do it with the best possible coherency.
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